
"Descubrí en el fondo del mar una piedra rosada y azul, buceé hasta alcanzarla y la guardé, dulce y suave, en el hueco de mi mano hasta la hora de comer. Decidí que era un amuleto y que no lo soltaría en todo el verano. No comprendo cómo no la he perdido, yo que lo pierdo todo. La siento en mi mano hoy, rosada y tibia, y me entran ganas de llorar."