Estos pequeños tubitos me han acompañado en estas semanas más que nunca. La gente se cree que contienen unos cuantos pigmentos con un poco de aceite. Que ilusos, no sólo es pintura. Dentro de ellos hay magia, la magia de crear. Han compartido años de historia con pintores y artistas. Y ahora están conmigo, ayudándome a dar vida, a pintar la realidad, a verla de otra manera y plasmarla. Muchos desvaloran el arte, a mi desde que me metí en este mundillo no me han parado de decir “que si no hago nada”, “que si no tiene salidas”, blablabla. Antes me afectaba, pero ahora ya me he acostumbrado, he aprendido a convivir con los comentarios porque creo que van a seguir durante mucho tiempo. La verdad es que ya me aburren, pero lo peor es que me lo dice gente, que bueno, mejor no hablar de ellos. Me fui por las ramas, siempre lo hago. Que si carmín, que si ultramar, da igual, los adoro. Ahora es de verdad cuando me están enseñando (quizá sea porque es cuando me he puesto con ellos seriamente). Y no quiero dejar de hacerlo, ya que pintar es una manera de relajarme y sentirme bien conmigo misma. Y no sólo eso, estos tubitos pueden ayudarle a cumplir tus sueños, sólo tienes que hacer una cosa, ábrelos, aprieta y ¡pinta!
